domingo, 18 de octubre de 2009

Al Gore, el histrionismo y la ecología

Trío de viento metal

Las tendencias de la propaganda política cada vez divergen más de los típicos carteles de la IGM, nos encontramos con conferencias, logos como el ZP de nuestro actual presidente, imágenes renovadas como podrían ser Ciudadanos. Aparecen, no asombrando demasiado, pero si mostrándonos una nueva tendencia, un acercamiento al público en diferentes soportes, por lo tanto medios, y con nuevos lenguajes.
Entre este batiburillo de estrategias Al Gore crea una "Una verdad incómoda", un film documental en que explica la catástrofe mundial que supondría que pasará al olvidarnos del planeta, gracias al cual podemos existir, recurriendo a escenas de su vida. Lo cierto es que el tema, en voz del que fue vicepresidente y opositor a Bush, da cobra más fuerza que un simple discurso ecológico y que puede suponer una cierta toma de consciencia, pero en el tema de las ideologías es difícil cambiar opiniones de demócratas cuando la voz es de un republicano, o viceversa. Hablando del bipartidismo extremo de EEUU y la fidelidad que ni cualquier marca de tabaco obtendría de su público. Sin embargo ante estas democracias, en las que opino que si se ha creado el documental se debe a la pérdida de las elecciones para demostrar que el partido que nos llevo a todos a la guerra de Irak, que si gue contaminando más que cualquier otro, que no cuenta con seguridad social, esa magnifica tierra de las oportunidades para todos, donde la patria se adquiere a costa de multinacional creada, no era el que lo debería de haber conseguido. La linea de toma de conciencia que pretende es positiva, es un líder mundial que todos conocemos y el cual puede imponer una escucha atenta, sobretodo para los estadounidenses, y eso es positivo, el hecho de que desde la política se llamen a acciones más ecologistas es una muestra de progreso, pero hubiera realizado el documental si hubiese ganado las elecciones? Si el presidente fuese Al Gore no sería necesario, habría realizado políticas que respetasen el medio ambiente, o eso deducimos, aunque viendo el cumplimiento de las promesas por nuevos presidentes dejan atrás la esperanza en un cambio aunque sea pequeño, o si hay un cambio a que precio se ha de pagar. Alemania pagó su precio al creer en el Grüne, y éste realizó mejoras para los germanos, sin embargo el resto de políticas se vieron desplazadas al coalicionarse con el CDU (un PP si hablasemos de España), lo que vuelve a remitir a la decepción en cualquier Gobierno por un cumplimiento de sus programas electorales, lo que nos hace creer que a veces criticar desde la oposición es la forma de mostrar nuestros ideales y queestos se desvanecen cuando se toma el poder.
En conclusión, la vida del carismático Al Gore, un ejemplo de ecología positiva o una estrategia partidista que se aprovecha de una verdad catastrófica, que no de una catastrofe verdadera aunque tambien lo sería, es una llamada internacional proecologista que pese a que refuerza más la imagen del político, es una propuesta transcendente y llena de valores. Ahora queda saber rodará "No hunter"? o ya no hay ninguna candidatura mal escogida para realizarlo, no ha de demostrar al mundo entero su preocupación. Vóta en la web y pideselo a Al Gore, consciencia a tu alrededor con tu discurso, pero almenos algo vale más que nada, sino quedemos sentados en nuestro sofá creando una generación de obesos y anoréxicos que nacieron con un mando bajo el brazo incapaces de preocuparse por algo más que la diversión del yo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Pantalones discontinuos


Prometer, cadenas de hierro que se forjan con el calor de dos manos, de los cuerpos.
Contemporaneidad de camisas de fuerza, tan bien promocionadas que nos convierten en seres libres.

Obsolescencia del ayer, del recuerdo que vuelve presente nimiedades.
Canicas que recorren sin rumbo, semicírculos que llevan al vacío, a la inexistencia del propio yo, a la descontextualización de lo conocido, al vértice del punto intermedio.



Frío que quema, que pasa desapercibido en los huesos, hormigueos imaginarios convenciendo de rugidos, de seres que habitan en las sombras.


A ciegas, buscas vendas para taparte los ojos, para disfrazar palabras, para inventar respuestas y los dedos se enmarañan en una escalera de caracol.

El reflejo busca lo que ya no existe, mente y lógica combaten a duelo en una partida de ajedrez, el reflejo encuentra el desvanecimiento en una nube de papel, de una ciudad edificada con la técnica del origami.

Llueve convirtiendo el papel mojado en una pasta amorfa y densa, destruyendo todo lo que habitaba entre chalets de papel.

Miras en los bolsillos buscando el móvil, escarbando entre almidón y nostalgia, para volver a encontrar los escondites en un laberinto del que olvidaste el recorrido.


domingo, 4 de enero de 2009

Mediocre

Tropiezo con mi propia hiel en la crisálida que se enreda entre las sábanas,

escapo del sueño desgarrando a jirones las muecas de sueños

y caigo al abismo de mis pecados, y peco enviciándome con mis virtudes

y me siento frágil y pequeño, y me pesan los tobillos.

 

Borro todo aquello en lo que forjé mis convicciones y dibujo piedras,

y la subjetividad de la opulencia de mi escasez crea héroes e historias,

y automutilo lo bueno que quedaba me creo mi propia historia,

y asesinando versos creo basura que considero arte.

 

Pero habito entre los rincones de lo que escribo y lo que pienso,

intentando suicidar la improductividad de lo mediocre,

pero habito entre los rincones de lo digo y de lo que siento,

autoflagelando la pesimez del mediocre que habita en mi.

 

Y me siento inútil e inservible y me siguen pesando los tobillos.

Transformando Alix


Jugamos con dioptrías y cristales transparentes, lentes que observan la futura carne de los cementerios, porciones de una España que nadie mira, realidades de vidas efímeras, mentiras creadas por la subjetividad de unas manos.

Y el resto nos mira con unos ojos ajenos, no somos su realidad, no somos su Madrid, somos aquel Madrid, señalado desde Recoletos, donde las calles están iluminadas, donde los madrileños pasean a altas horas de la noche, donde el vicio existe sólo en maquinas tragaperras, donde la seguridad se esconde en cada banco, en cada contenedor.

Fundimos el oro de nuestro tiempo y lo intercambiamos por felicidad, llegamos al éxtasis del amor, de la esencia de nuestro ser y después caímos a lo más profundo. Y en el fondo el coral nos venció el pulso y las taquicardias desordenaron el tiempo hasta que lo pararon.


Y la mayoría de nosotros ya no fue problema para quien mira desde la Castellana, y desde sol yo sólo vi la noche, pero seguí jugando, y jugando.

Con mi juego descubrí islas, texturas de papel, transformaciones del rostro, de la inexistencia del alma y los demás que ninguno era nosotros nos abrió las puertas de sus hogares de diseño, de sus bancos y museos y fui uno de ellos sin serlo.  

La subjetividad creó mi integración y siendo un desecho todos me querían en su casa, pagaban por mi esencia, por los rincones que nadie quiere ver y eso que ahora soy, sin saber yo bien bien que es. 

lunes, 15 de diciembre de 2008

Alberto



El teléfono ha quedado descolgado en el comedor, el silencio va alargando una conversación, aquella que dejé por finalizada hace diez minutos. Pero al otro lado, se oye un sollozo, tu voz, se escucha el motor de los coches que pasan por tu ventana, mientras las farolas crean siluetas de animales monstruosos que guardan cubos llenos de carencias preadolescentes, graffitis: primeros cuadros de artistas condenados a morir al nacer. En tus manos sostienes la ausencia de mis frases, con la contrariedad de estar interconectada al mundo a través del mejor sistema de comunicación no puedes sentir alguna respuesta.

El estilo barroco de años y años de regalos conforma las paredes de las que me fui. Y con las maletas en la puerta tu saludo no se prolongó durante demasiado tiempo, y me fui con el mi sostenido aullado por el viento. Y ahora, ahora el teléfono cuelga encima de una mesa de IKEA roja, y no hay sombra que se prolongue hasta las acacias, porque no hay acacias, porque cortaron el agua hace tres meses y porque las nubes habitan en la ventana inutilizando a las cortinas. Y ahora el sofá huele a ácaros y a café.

Tan solo puedo oír las hojas al pasar, siento mis yemas recorrer los vértices mientras veo verbos y adjetivos creando paisajes y gentes, lugares y emociones, y únicamente puedo oír las hojas al pasar, y siento una voz distorsionada que llega por el mueble rojo situado donde quise plantar las acacias, y oigo una bisagra que explica historias de antaño, lágrimas del presente.

Recuerdo el gotear del grifo del bidet del cuarto de baño pequeño, el color de las baldosas mientras el cable negro del teléfono retiene bucles de ceros y unos, transcritos de anhelos.

Y colgó su móvil.

martes, 9 de diciembre de 2008

Un día sin reír es un día perdido

Elementos para motivarnos varios, una frase, el título desencadenó a esto:



Una vez me dejé guiar, me dejé caer en tus brazos y amaneció una melodía que hablaba del tiempo. Me sumergí en las dunas de las arrugas de la sábana hasta descubrir los lugares más recónditos de todo tu continente y encontré tu sonrisa escondida entre el espacio que encuadraba la pared con el cojín.  Me perdí en tu mirada, me sucumbí en la cueva que se escondía bajo el calor de las mantas, absorbí el aire a inocencia que se evidenciaba por la carencia y abundancia en las caricias que formaban parte de los muebles. Recorrí los vértices del espejo y encontré caminos que se han perdido, ciudades que aún se están construyendo, finales que predicen un nacimiento.

 

 

La casa habita en mi, cada habitáculo reconoce mi sombra, el olor a mi comida, el color de mi risa.

retorciendo mi huida



Abandone el vómito de las noches que translúcidas se asomaban por avenidas, los prostíbulos donde ratas intercambiaban adrenalina por roquefort en lonchas, sueldos y despistes por hijos y carreras. Tras los recuerdos de las finas capas de cristal, del anhelo de corazones fríos, del calor que se esconden en los cajones cada invierno, de macabros sueños e infelices rutinas, de automatismo, de ignorancia, de transparencia, de inexistencia.

Perseguir el calor de una luz de neón fue el camino de otros que se anticiparon a mí, me escondí en el aire que guardan los recovecos más escondidos de todas las ciudades, me transforme en viento y en sombra, en una pincelada de Los Girasoles de V. Gogh, en una mueca del grito de Münch, pasando a ser un fragmento de aquella ciudad, haciéndola batir, despertándola cada mañana.

Pero cada vez oscurece más temprano, el invierno invita al frío en mis besos y en mi sueldo, los atardeceres prometen mi presencia en el sofá esperando oir un timbre, el vibrar de un mensaje, y desnudan las mañanas como número 6 del pasillo de juguetes para niñas de 3 a 6 meses todas las esperanzas que planee en mi huida.

La ciudad huele a orín y antaño, guarda escuchetes en los muros de hormigón, secretos en cada piedra. Suena a sirena, atrapa y enloquece, se odia y se ama, pero sus seres son despreciables. Me he convertido en huraña, peso la comida, limpio las uñas a mi gata, convertí el sueño con diálogos de ausencias, recuerdos olvidados y hago balance.

La oscuridad alienta al viento a golpear cuando llueve en el corazón y la piel se vuelve una capa que quieres sacar de ti, echar a la basura, deshacerte del despojo…